martes, 12 de octubre de 2010

Derechos Romanos

Para los juristas romanos, el derecho era el resultado de las leyes, plebiscitos, senadoconsultos, constituciones imperiales, edictos de los magistrados y respuestas de los Prudentes. A esto hay que añadir la fuente del derecho más abundante en su origen: la costumbre.
El mos maiorum, esto es, las tradiciones de los antepasados relativas a lo que se estima como justo, sirvió de base a la organización gentilicia y familiar, a todo es sistema de relaciones privadas y a la estructura jurídica, religiosa, cultural y social de Roma, hasta la aparición de la Ley de las XII Tablas (mediados del siglo V a.C.).
Mientras no hubo leyes escritas, el dominio de los pontífices sobre el Derecho fue prácticamente total. En los libri pontificales se guardaban los dictámenes sobre cuestiones públicas, y sólo los pontífices podían consultarlos.
La primera ley escrita en Roma fue la Ley de las Doce Tablas (Lex Duodecim Tabularum), obra de dos colegios sucesivos de diez miembros (Decemuiri legibus scribundis consulari potestate). El texto íntegro de la Ley no ha llegado hasta nosotros y sólo se la conoce  fragmentariamente a través de citas y referencias de autores tardíos.
Se trata de un texto muy simple, expresiones imperativas de gran rudeza. Se admite la ley del talión y la pena de muerte para el ladrón de mieses. Redactadas entre 451 y 449 a.C., no fueron derogadas hasta Justiniano, aunque estaban en desuso desde mucho antes. A partir de la Ley de las Doce Tablas, el fas (lo lícito) y el ius (lo justo) se disocian y el Derecho comienza un proceso de secularización.
En la época arcaica, además de los mores maiorum y de su fijación en la Ley de las Doce Tablas, tuvieron algún papel como fuentes del derecho las leges. La leges, en términos generales, eran declaraciones de potestad que vinculaban tanto a quien las daba como a quien las aceptaba. Podía tratarse de una lex privata, esto es, la que declaraba quien disponía de lo suyo en un negocio privado, o de una lex publica, es decir, la declarada por un magistrado y recibida por los comicios con su autorización. Esta ley era dictada por el magistrado en los comicios, donde se prestaba la autorización por parte del pueblo para que vinculara a todos los ciudadanos y, era pública, precisamente porque se daba al pueblo y su texto se exponía ante él.
Quien daba la lex publica era un magistrado (rogatio) y no el pueblo, que, en los comicios, sólo se limitaba a autorizarla (iussum) o a vetarla, mediante el voto con las palabras uti rogas (como lo dictas) o antiqua.
El plebiscitum no afectaba, en principio, más que a la plebe, pero con el tiempo llegó a ser una variante de la lex, ya que la Lex Hortensia (287 a.C.) lo hizo obligatorio para todos los ciudadanos.
El senatusconsultum es un dictamen del Senado. Al caer en desuso los comicios legislativos, en el siglo I d.C., el Senado heredó este poder, que el emperador acabó monopolizando.SENATVS CONSVLTVM DE BACCANALIBVS
El ius ciuile, derecho civil, es un derecho creado por los romanos sólo para los romanos.
El ius gentium regulaba las relaciones entre romanos y extranjeros. En lo sustancial no se diferencia del ius ciuile, pero es más sencillo, menos formalista y prescinde de complicados rituales. En época ciceroniana se identificó el ius gentium con el Derecho Natural, como un conjunto de preceptos jurídicos y éticos dictados por la naturaleza para todos los hombres y pueblos.
El ius honorarium se basaba en los edictos de los magistrados, y respondía al derecho que éstos tenían de hacer reglamentos y comunicaciones (ius edicendi). Sólo el veto de otros magistrados (intercessio) podía limitar la libertad del pretor. Esto permitía ir adaptando el derecho al ritmo de las necesidades sociales, y convirtió al ius honorarium en la principal fuente del Derecho y en la creación más original de la capacidad jurídica de los romanos.
Ya que ni los magistrados ni los jueces estaban en realidad familiarizados con el derecho, llegaron a ser de gran importancia personas que, aunque no participaban en la administración de la justicia, sí tenían conocimientos legales: eran los iurisprudentes (también llamados iurisconsulti o iurisperiti). Los responsa iurisprudentium eran grabados y editados por los alumnos del experto en cuestión, y tenían autoridad proporcional a su reputación como abogado.
El ‘dar respuesta’ conducía a la adquisición de poder, y de algún modo Augusto debió de controlarlo, limitando el derecho de responsa a ciertos juristas, a los que se concedió el  ius publice respondendi ex auctoritate Principis, es decir, los responsa de ciertos jurisconsultos debían darse como emanados de su propia autoridad y, en tal carácter, se restringía la libertad del juez que debía preferir sus opiniones a las de aquellos que no contaban con esta facultad.

Cristianismo en Roma

Roma, como la mayoría de los pueblos de la antigüedad adoptó una religión politeísta, que contaba con dioses para todos los romanos, y con una religión familiar, que nucleaba a sus miembros, en torno a la adoración de sus antepasados muertos. La prédica de Cristo fue rechazada en Roma, al punto de costarle la vida al propio Jesús, y sus seguidores fueron perseguidos y condenados por la mayoría de los emperadores.
Nerón, fue uno de los emperadores que más se ensañó con los cristianos, que no adoraban a los dioses locales, y se negaban a reconocer al emperador como un ser divinizado. Las ideas de caridad e igualdad cristianas, parecían oponerse al espíritu guerrero y jerárquico de los romanos. Por estas causas, acusó a los cristianos del incendio de Roma, ocurrido en el año 64.
Los emperadores Trajano y Adriano, fueron más tolerantes con el cristianismo, con la condición de que no violaran las leyes romanas.
En el año 285, Diocleciano, persiguió al cristianismo considerándolo una amenaza para el imperio. Esta nueva religión que primero fue adoptada por los grupos sociales más humildes, comenzó a ser predicada por todos los sectores de la sociedad. La explicación puede encontrarse en la crisis que se vivía en esos momentos, tanto en materia de seguridad, como económica y de valores espirituales. El cristianismo ofrecía una nueva oportunidad de reivindicación moral y religiosa.
Diocleciano privó a los cristianos de todos sus derechos, quemó copias bíblicas y demolió iglesias. Esta hostilidad cesó recién con el decreto de indulgencia, de Galerio del 30 de abril del año 311, donde se reconoció a los cristianos existencia legal.
El emperador Constantino, en el año 324, asumió el poder total de Roma, atribuyendo su asunción a fuerzas divinas. Un panegirista galo, anunció que el nuevo emperador había tenido una visión de Apolo, en un santuario de la Galia. La visión era de una cruz encima del Sol, seguida de las palabras “con ésta vencerás”. A la noche siguiente, Cristo se le apareció en un sueño, mostrándole el sentido de lo que había vislumbrado.
La tarde anterior a la batalla del puente Milvio, el 28 de octubre del año 312, tuvo otro sueño, donde se le ordenó pintar en los escudos de sus tropas el monograma cristiano. Al vencer a Majencio, y con ello acceder al poder en todo occidente, relacionó ese triunfo con la simbología usada. Como tributo a su victoria, erigió un arco en roma, donde se escribió que el tirano Majencio había sido derrotado “por inspiración de la divinidad y su grandeza de espíritu”, refiriéndose al propio Constantino.
En el año 313, se promulgó el edicto de Milán, por parte de Constantino I, a cargo del Imperio Romano de Occidente y Licinio, del de Oriente.
En esa fecha el Imperio estaba compuesto por 50.000.000 de habitantes de los cuales los cristianos representaban el 10 %. Las propiedades de los cristianos que les habían sido confiscadas les fueron devueltas. El cristianismo comenzó a convivir en un pie de igualdad con el paganismo.
Luego de vencer a Licinio en Adrianópolis, se apoderó, en el 324 de todo el imperio.
Reconoció públicamente sus errores y la salvación que Dios le había concedido.
En el año 325 se reunió el concilio de Nicea (Asia Menor), donde se reunieron trescientos obispos, con el fin de lograr la unidad religiosa del imperio, ya que el cristianismo había sido objeto de distintas interpretaciones. El arrianismo, sostenía que Cristo era el primogénito de Dios pero no su misma sustancia, sino una criatura de origen temporal. En el concilio triunfó la tesis opuesta consagrándose la trilogía del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, siendo la misma sustancia el dios Padre y el Hijo. Los que no aceptaran esa fe serían desterrados.
En el año 326, Constantino se dirigió a Roma, lugar en el había estado en el 315, pero esta vez se negó a concurrir a una procesión y sacrificio en el Capitolio. La nueva capital se estableció en Constantinopla, donde antes había estado Bizancio. La nueva ciudad fue consagrada en el año 330, transformándose en ciudad cristiana, a pesar de que siguieron subsistiendo resabios del anterior paganismo, como estatuas y templos paganos, que ya no eran tenidos como sagrados. Se establecieron importantes iglesias, como la de la sagrada sabiduría.
En tanto, en Roma, en el 326, año de la visita de Constantino, se ejecutó a su hijo Crispo, en Pola, Dalmacia, por orden del propio Constantino, acusado de haber tratado de seducir a su madrastra, fausta, esposa de Constantino. Fausta también falleció a causa de un supuesto accidente en la bañera, donde se ahogó, aunque muchas versiones indican que fue la madre de Constantino la encargada de asesinarla, cuando se enteraron de que la acusación contra Crispo era falsa.
La madre de Constantino, ante estos hechos se dirigió en peregrinación a Tierra Santa.
Estos hechos hicieron sospechar a los opositores de Constantino que su conversión obedecía a razones de expiación de pecados por la cruel e injusta muerte de sus familiares.
Se puso en comunicación con el obispo de Jerusalén, donde se construyeron numerosas iglesias.
El bautismo de Constantino se produjo en el año 337, en su lecho de muerte, y fue enterrado en la iglesia de los Santos Apóstoles, en Constantinopla.
El emperador, Juliano el Apóstata (361-363), nuevamente comenzó una política persecutoria del cristianismo, pero a su muerte, el cristianismo resurgió con mayor intensidad.
El emperador Teodosio, el 27 de febrero del año 380, proclamó al cristianismo religión oficial del Imperio Romano.

Imperio Romano

El Imperio romano fue una etapa de la civilización romana en la Antigüedad clásica caracterizada por una forma de gobierno autocrática. El nacimiento del imperio viene precedido por la expansión de su capital, Roma, que extendió su control en torno al Mar Mediterráneo. Bajo la etapa imperial los dominios de Roma siguieron aumentando, llegando a su máxima extensión durante el reinado de Trajano, abarcando desde el Océano Atlántico al oeste hasta las orillas del Mar Caspio, el Mar Rojo y el Golfo Pérsico al este, y desde el desierto del Sahara al sur hasta las tierras boscosas a orillas de los ríos Rin y Danubio y la frontera con Caledonia al norte. Su superficie máxima estimada sería de unos 6,5 millones de km².
El término es la traducción de la expresión latina Imperium Romanum, que no significa otra cosa que el dominio de Roma sobre dicho territorio. Polibio fue uno de los primeros cronistas en documentar la expansión de Roma aún como República. Durante casi tres siglos antes de César Augusto, Roma había adquirido numerosos dominios en forma de provincias directamente bajo administración senatorial o bajo gestión consular, y también mediante pactos de adhesión como protectorados de estados aliados. Su principal competidora en aquella época fue la ciudad púnica de Cartago cuya expansión rivalizaba con la de Roma y por ello fue la primera gran víctima de la República. Las Guerras Púnicas obligaron a Roma a salir de sus fronteras naturales, la península Itálica, y poco a poco adquirió nuevos dominios que debía administrar, como Sicilia, Cerdeña, Córcega, Hispania, Iliria, etc.
Los dominios de Roma se hicieron tan extensos que pronto fueron difícilmente gobernables por un Senado incapaz de moverse de la capital ni de tomar decisiones con rapidez. Asimismo, un ejército creciente reveló la importancia que tenía poseer la autoridad sobre las tropas, de cara a obtener réditos políticos. Así fue como surgieron personajes ambiciosos cuyo objetivo principal fue el poder. Este fue el caso de Julio César, quien no sólo amplió los dominios de Roma conquistando la Galia, sino que desafió la autoridad del Senado romano.
El Imperio romano como sistema político surgió tras las guerras civiles que siguieron a la muerte de Julio César, en los momentos finales de la República romana. Se alzó como mandatario absoluto en Roma, haciéndose nombrar Dictator (dictador). Tal osadía no agradó a los miembros del Senado romano, que conspiraron contra él asesinándole durante los Idus de marzo en las mismas escalinatas del Senado, restableciendo así la república, pero su retorno sería efímero. El precedente no pasó desapercibido para el joven hijo adoptivo de César, Octavio Augusto, quien sería enviado años más tarde a combatir contra la ambiciosa alianza de Marco Antonio y Cleopatra.
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. Augusto aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de Diocleciano, quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de Teodosio I el Grande, quedó definitivamente dividido.
Finalmente en 476 el hérulo Odoacro depuso al último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo. El senado envía las insignias a Constantinopla, la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de Imperio bizantino, hasta que en 1453 Constantinopla cayó bajo el poder otomano.
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de Justiniano I, por medio de sus generales Narsés y Belisario, el de Carlomagno así como el del propio Sacro Imperio Romano Germánico, pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.

Patricios y plebeyos

Existían en Roma dos clases sociales muy diferenciadas e inamovibles: patricios y plebeyos. Los primeros constituían la clase privilegiada y en los comienzos de la historia de Roma, sólo ellos eran ciudadanos y tenían la posibilidad de votar en los comicios curiados.
Su origen se remontaba a los fundadores de Roma, de los que se consideraban descendientes. El resto de la población, los plebeyos, que conformaban la mayoría, eran los que luego fueron incorporándose a la ciudad.
Una clase intermedia era la constituida por los clientes, que eran plebeyos unidos a un patricio por un vínculo que establecía entre ellos derechos y obligaciones. El patrono debía proteger al cliente con asesoramiento legal y representación jurídica, y el cliente debía prestar su colaboración, incluso económica.
Al deponerse el gobierno monárquico, el control político quedó en manos de los patricios, pero los plebeyos, acrecentados en su número y en algunos casos, en riqueza, originaron un largo conflicto en pos de sus intereses.
Los plebeyos adquirieron la ciudadanía, con la creación de los comicios centuriados, luego de la reforma impuesta por el rey Servio Tulio, que clasificaba a la población de acuerdo a su fortuna, y dónde se votaba por centuria, entendiéndose por tal, al número de familias que pudieran aportar cien soldados. Lejos de significar una mejora, integrar los comicios les traía aparejados una serie de obligaciones, como integrar el ejército o pagar impuestos, pero no podían integrar el Senado o las magistraturas o contraer enlace con patricios. Los plebeyos pobres se veían aún más perjudicados, pues ahora, incorporados al ejército, debían abandonar sus pequeñas plantaciones, lo que los conducía a la ruina material.
Cansados de la discriminación a la que se veían sometidos, en el año 494 a. C, se retiraron hacia el monte Aventino, para radicarse allí y constituir una nueva ciudad.
Merced a la mediación de Menenio Agripa y tras lograr la concesión de la creación del Tribunado de la Plebe, cuyos miembros fueron considerados sacros e inviolables, en defensa de sus derechos, volvieron a Roma. Como cargo auxiliar surgen los Ediles de la Plebe.
La función de los tribunos de la plebe era importante ya que ejercían derecho de veto (intercessio) por el cual podían oponerse a las medidas que se tomaran en desmedro de sus intereses. Incluso, ellos mismos, podían votar normas, llamadas plebiscitos.
La sanción de la ley de las XII Tablas, en el año 450 a. C., primera ley escrita, significó la igualdad jurídica para ambos sectores, regulados por sus disposiciones.
Lograron con la ley Canuleia abolir la prohibición de contraer matrimonio entre patricios y plebeyos (445 a. C.).
Pudieron en el año 367 a. C, acceder al Consulado y luego ocupar las demás magistraturas e integrar el Senado.
En el año 300 a. C, se dictó un plebiscito, conocido como ley Ogulnia, que permitió a los plebeyos integrar los Colegios de Pontífices y Augures, siendo Tiberio Coruncanio el primer plebeyo en ocupar el Pontificado máximo.
A pesar de todos los logros obtenidos, no pudo establecerse la igualdad social en Roma, ya que surgió otra diferenciación de clases. Con el matrimonio entre los hijos de patricios y de plebeyos ricos surgió una nueva aristocracia, ahora diferenciada, en virtud de la fortuna, del resto de la población, con derechos, pero empobrecida.

Origen de la poblacion Romana

Colonias de derecho latino: Se desarrolla en Italia entre el 334-114 a. C., años del proceso de expansión romana por Italia y antes de la Guerra Social, guerra con los socii, aliados. Se establecen primero en zonas del interior de Italia bajo una fundación con poblamiento de 50% romanos y 50% socii e indígenas. El estatuto latino no tiene relación ni geográfica ni de poblamiento con el Lacio, sino que se refiere al estatuto político-jurídico que caracterizó a las antiguas colonias que Roma y la liga latina fundaron con finalidades estratégicas, en el 493 a. C. merced al Tratado Foedus Cassianum. Más tarde estas fundaciones sólo las llevaría Roma. Estas colonias sirven de modelo para las colonias latinas que funda Roma en el 334 a. C.

 Relación con la metrópolis

Lazos entre colonia-metrópolis. Vínculos muy estrechos. A los colonos se les daban derechos civiles y la posibilidad de domiciliarse en Roma. A estos romanos en función del Ius Migrandi se les permitía domiciliarse aún viviendo en Roma. Si eran itálicos también se les concedía la ciudadanía romana. Tenían derechos pero también obligaciones. Los aliados debían ayudar militarmente, contribuyendo con levas de infantería; también debían disponer de un potencial militar propio al servicio de Roma. Otros deberes son las contribuciones, una serie de impuestos exigidos como ciudadanos romanos.

 Fuera de Italia

Otras fundaciones fuera de Italia. La primera colonia latina será la de Carteia (Guadarranque, San Roque) en el 171 a. C. En esta colonia es muy probable que el ius migrandi fuera reemplazado porque sólo se adquiere la ciudadanía desempeñando una magistratura en la colonia. No sólo el magistrado sino toda la familia recibe este reconocimiento como ciudadano. Este último estatuto lo concedió Cneo Pompeyo Estrabón en el 89 a. C., después de la Guerra Social. Se conserva en el Bronce de Ascoli, a los colonos establecidos más allá del río Po, donde ya existían colonias de derecho romano y latino. Esta concesión ha sido considerada como un primer tipo de colonia, las honorarias o titulares. Estas colonias se observan en el Imperio en las Galias, ciudades como Nemausum (Nimes), Lusdunum Convenarum (St Bertrand de Cominges). De estas colonias titulares u honoríficas no hay constancia en Hispania.

 Colonias de ciudadanos romanos

Coloniae civium romanum. Colonias de derecho romano. Colonias de poblamiento con características militares o civiles. Las colonias de ciudadanos romanos se establecían en la costa, por lo que también eran conocidas como "coloniae maritimae". Éstas eran pequeñas (300 familias de ciudadanos romanos y un número mayor de latinos) y eran cercanas a Roma. Se documentan a partir del 338 a. C., la liga latina se había disuelto y Roma unificó el Lacio. Los primeros ejemplos de Italia son Antium (Ancio) o Terracina. Se fundan en lugares estratégicos: zona costera del Lacio y Campania. En el II a. C. se establecen en el interior de Italia, en la costa meridional y el Adriático.

 Fuera de Italia

En las provincias. Estas colonias también se desarrollan en las provincias a partir del intento de controlar el Mediterráneo con las Guerras Púnicas. Suelen durar bastante, haste el II d. C. bajo el reinado de Trajano y Adriano, cuando se testimonian las últimas fundaciones basadas en un componente foráneo, generalizándose otro tipo, las titulares. Se concede a núcleos preexistentes el rango de colonias. En las colonias de poblamiento y en las honorarias a diferencia de las latinas, los colonos conforman una comunidad homogénea de ciudadanos.
Fuera de Italia la colonia se desarrolla bien documentada en las provincias occidentales, zona del Danubio y el oriente romano. En el oriente romano tenemos testimonios de Julio César y Augusto (Acaya, Anatolia, Siria y Macedonia) y con Claudio (Tracia, Capadocia, Fenicia…). El estatuto de colonia fuera de Italia no implica privilegios fiscales con respecto a otros estatutos, ya que las exenciones fiscales (immunitas) dependían a finales de la república del Estado y en el imperio del emperador. En el principado de Caracalla, principios del III d. C., con la difusión de la ciudadanía en las provincias dejan de ser relevantes las promociones a estatutos políticos romanos

Expansion Romana

              El surgimiento de esta poderosa confederación supuso un desafió potencial para Cartago que a la sazón controlaba la costa del noroeste de África parte de España, Cerdeña y el occidente de Sicilia. Más accidentalmente que deliberadamente se enfrentaron el 264 a. C. En la primera guerra púnica (264-241a.C.), Roma, todavía esencialmente agrícola tuvo que crear una fuerza naval. Al expulsar a los cartagineses primero de Sicilia y posteriormente (238) de Córcega y Cerdeña Roma obtuvo dos provincias de ultramar. La segunda guerra púnica (218-201 a.C.), cuando Aníbal invadió Italia, provocó la expulsión de los cartagineses de España, que pasó a convertirse en dos provincias romanas. Roma dominaba entonces el Mediterráneo occidental. Finalmente en la tercera guerra púnica, Roma derrotó a Cartago se .anexionó su propio territorio, (que se convirtió en la provincia de África).
       
             Mientras tanto Roma se había sentido atraída por el Mediterráneo oriental. Derrotó a los monarcas helenísticos de Macedonia (197 a.C.) y de Siria (190 a. C.), pero se abstuvo durante medio siglo de extender su dominio directo. Finalmente, en el 146 a.C. añadió Macedonia a su sistema de provincias. En el 133 a.C. Átalo de Pérgamo, legó a Roma su reino que se convirtió en la provincia de Asia.
       
             Toda Italia se unificó políticamente cuando en el 90-89 a.C. se otorgó la ciudadanía romana a toda la península pero el poder romano en auge provocó muchas disensiones, ... Internamente su constitución republicana fue socavada y finalmente abatida por una serie de dictadores militares: Sila, Pompeyo, César, quienes primero se hicieron fuertes en las provincias y luego amenazaron al poder central. Mientras tanto, ... el imperio de ultramar siguió ampliándose. Al proteger a su aliada Massilia, Roma se vio abocada a luchar contra las tribus del valle del Ródano y poco tiempo después del 120 a.C. organizó la Galia meridional como provincia, la Galia Narbonensis (Provenza). La lucha contra la piratería llevó a Roma a anexionarse Cyrene (74 a.C.) y Creta (67 a.C.) mientras que las guerras contra Mitrídates, rey del Ponto, proporcionaron a Pompeyo más conquistas en el Oriente: Bitinia, Ponto, Cilicia, Siria y Chipre fueron tomadas como provincias. En los años 50 a. C. César conquistó la Galia Transalpina y finalmente incorporó la Galia Cisalpina (Italia septentrional a la propia Italia).
       
          Así pues, hacia el 44 a. C. Roma controlaba todo el mundo mediterráneo bien directamente, bien a través del control ejercido sobre los jefes nativos, convertidos en reyes vasallos de Roma. Allende las fronteras sólo Partia permaneció grande e independiente. Octavio conquistó Egipto en el 31 a. C. Por fin antes del 117 a. C., a la muerte de Trajano, se conquista Armenia, Asiria, Mesopotamia y Arabia.

lunes, 11 de octubre de 2010

Roma inicio historico


De acuerdo con la leyenda, la ciudad de Roma fue fundada por los gemelos Rómulo y Remo en el año 753 a. C.; pero la evidencia arqueológica indica que Roma se fundó por el asentamiento de grupos nómadas en el área conformada por las siete colinas tradicionales. Fueron los cabezas de familias -los pather-que se reunieron cerca del Monte Palatino, en el área del futuro Foro Romano, los que dieron a Roma una fisonomía urbana, conurbándose el área hacia el siglo VIII a. C.. La ciudad fue convertida en la capital del Reino Romano (gobernado por 7 reyes según la tradición), de la República Romana (Desde el 512 a. C. gobernada por los dos cónsules y el Senado) y del Imperio Romano (Desde el 31 a. C. gobernado por un emperador); su éxito dependió de sus conquistas militares, predominancia comercial en el Mediterráneo y de la asimilación de las culturas vecinas(como es el caso de la etrusca y de la griega).

El dominio romano se extendió por casi toda Europa y por las costas del Mediterráneo, mientras que su población alcanzó el millón y medio de habitantes.

Hacia el siglo IV d.C la capital del Imperio Romano se trasladó a Constantinopla, por lo que Roma dejó ser el centro político del Estado. A fines del siglo el Imperio es dividido en dos partes: la parte Occidental y la parte Oriental. Capital de la parte Occidental fue la ciudad de Rávena, más apta para la defensa que la antigua Roma, la cual perdió definitivamente el rango de capital política, aunque continuó como centro simbólico y cultural, preparándose para ser la futura capital del Pontificado medieval.


Roma Inicio Mitico



Inicio mitico
1era Version


Al comienzo un hijo del héroe troyano Enea  (hijo de Venus, la diosa de la atracción y de Aquises, un pastor), Ascanio, fundó sobre la orilla derecha del río Tíber la ciudad de Alba Longa, ciudad latina sobre la cual reinaron sus numerosos descendientes, hasta llegar a Numitor y su hermano Amulio. Este último destronó a Numitor; y, para evitar que tuviera descendencia que pudiera disputarle el trono, condenó a su hija Rea Silvia a permanecer virgen como vestal, sacerdotisa de la diosa Vesta.

Sin embargo, Marte, el dios de la guerra, engendró en Rea Silvia a los mellizos Rómulo y Remo. Por este motivo, al nacer los mellizos, fueron arrojados al Tíber dentro de una canasta, la cual encalló en la zona de las siete colinas situadas cerca de la desembocadura en el mar. Fueron recogidos por una loba llamada Luperca que se acercó a beber, y que los amamantó en su guarida del Monte Palatino, hasta que fueron hallados y rescatados por un pastor cuya mujer los crió. Cuando fueron mayores, los mellizos restituyeron a Numitor en el trono de Alba Longa, y decidieron fundar, como colonia de Alba Longa, una ciudad en la ribera derecha del Tíber, en donde habían sido amamantados por la loba, y ser sus reyes.

Cerca de la desembocadura del Tíber existían las siete colinas: los montes Capitolino, Quirinal, Viminal, Aventino, Palatino, Esquilino y Celio. Rómulo y Remo discutieron acerca del lugar donde fundar la ciudad; y resolvieron la cuestión consultando el vuelo de las aves, a la usanza etrusca. Mientras sobre el Palatino Rómulo divisó doce buitres volando, su hermano en otra de las colinas sólo vio seis. Entonces, Rómulo, con un arado trazó un recuadro en lo alto del monte Palatino, delimitando la nueva ciudad, y juró que mataría a quien lo traspasara. Despechado, su hermano Remo no obedeció y cruzó despectivamente la línea, ante lo cual su hermano le dio muerte, quedando entonces como el único y primer Rey de Roma. Según la versión de la historia oficial de Roma antigua, eso había ocurrido en el año 754 a. C. Como dato curioso, se dice que la loba (lupa)que amamantó a los hermanos Rómulo y Remo fue en verdad su madre adoptiva humana. El término lupa también era utilizado, en sentido despectivo, para señalar a las prostitutas de la época.

2 Version

Muchos años después de la desaparición de Eneas, reinaba en el trono de Alba Longa Numitor, el cual tenía varios hijos. Amulio, hermano de Numitor, decidió derrocarlo, y para que sus sobrinos no reclamaran el trono resolvió eliminarlos a todos, menos a la única hija, Rea Silvia. A ella la encerró en el templo de las vestales dedicado a la diosa Vesta para que se consagrara como sacerdotisa. Las sacerdotisas debían ser castas y puras y la que no cumplía con este precepto corrían el riesgo de ser enterradas vivas. Un día en que Rea Silvia estaba descansando junto a una fuente del bosque sagrado, pasó el dios Marte que, al verla tan hermosa, se enamoró perdidamente y la dejó encinta. Meses después nacieron dos gemelos: Rómulo y Remo.
Cuando Amulio se enteró, mandó arrojar a Rea Silvia al río Tiber y a los dos gemelos los colocaron en una canasta y dejaron que la corriente se los llevara lejos. El dios Tiberno, que vio lo que sucedía, tuvo piedad de Rea Silvia, la salvó y se casó con ella y le otorgó la inmortalidad. La canasta con los dos pequeños gemelos se deslizó sobre el río y, como este estaba muy crecido, debido a una inundación, en lugar de llegar al mar, quedó atascada en la orilla.

En ese lugar vivía una loba que al ver a los pequeños llorando de hambre, los amamantó. Los niños crecieron junto a la loba sanos y fuertes, pero su padre, el dios Marte, pronto comprendió que los gemelos necesitaban el calor humano para desarrollarse y los confió al cuidado de un pastor de nombre Fáustulo y de su esposa Laurencia. Ellos quedaron encantados, ya que no tenían hijos y les dieron por nombre Rómulo y Remo.

Los niños eran sanos, bellos y vigorosos, pero muy inquietos. Si bien colaboraban con sus padres adoptivos cuidando los rebaños, la monotonía los aburría rápidamente. Buscando darle nuevas emociones a sus vidas y divertirse, comenzaron a robarle a unos ladrones el fruto de sus pillajes. Muy pronto, otro grupo de jóvenes se asociaron a ellos conformando una banda. Los ladrones de la región estaban muy disgustados con la banda de los gemelos y cierto día en que estos estaban en plena fiesta dedicada al dios Pan, los atacaron por sorpresa, y, si bien la banda de los gemelos se defendió valerosamente, los bandoleros tomaron prisionero a Remo. Varios días después, llevaron a Remo ante Amulio, culpándole de saquear en las tierras de Numitor, a lo que Amulio, ahora que era el soberano y poco le importaba lo que le pasaba a Numitor, respondió: “Si los saqueos ocurrían en tierras de Numitor, que los castigase él”. Cuando los bandoleros llevaron a Remo ante Numitor, acusándolo de robar en sus tierras, éste, lejos de enojarse recordó las desgracias sufridas y pensó que esos gemelos podrían ser los hijos de su hija Rea Silvia, ya que la edad coincidía con la de sus nietos desaparecidos. Para despejar sus dudas dijo a los bandoleros: “Vayan a sus casas. Quiero interrogar a solas al acusado”. Los bandoleros obedecieron inmediatamente. Pronto llegaron Rómulo y Fáustulo, los cuales, al enterarse de lo ocurrido, corrieron a prestar ayuda a Remo.

Ante Numitor, Rómulo relató la historia de su vida; así, Numitor reconoció que eran sus legítimos nietos y los acogió con alegría. Rómulo y Remo, al ver que todos sus tormentos se debían al tirano Amulio, decidieron que su abuelo debería ser restituido en el trono que le pertenecía. Muy pronto armaron un pequeño ejército con el que atacaron por sorpresa el palacio de Amulio y lo mataron sin darle oportunidad de defenderse.

Rómulo y Remo se quedaron largo tiempo con su abuelo y luego decidieron fundar una nueva ciudad en el lugar donde fueron encontrados por la loba. Estaban indecisos sobre el lugar exacto y también sobre quién de los dos debería ser el monarca ya que consideraban que ambos valían por igual.

 Numitor les aconsejó estar atento a los presagios. Mientras tanto, Rómulo se instaló en la cima del Palatino, y Remo en la del Aventino.
Remo vio seis buitres volando sobre el lugar, e interpretó esto como la señal del lugar indicado, pero Rómulo vio doce buitres volando sobre el Palatino. Sin ninguna duda la colina del Palatino debía ser el lugar indicado para la fundación de la nueva ciudad, y él sería el monarca. Rómulo, rápidamente, tomó un arado y trazó los límites de la ciudad y comenzó a construir una muralla a su alrededor. Remo, despechado por no haber sido el elegido, se emborrachó y comenzó a burlarse de Rómulo: ¡Eres un ridículo!, le gritaba riendo. “Y tu muralla también. Mira como la salto, y la traspaso”. Rómulo se irritó tanto que no pudo contenerse, tomó una espada y cegado por la ira mató a Remo. Luego, gritó con toda su fuerza: “¡Esto mismo le ocurrirá a cualquiera que se atreva a saltar la muralla de mi ciudad!”. Pero Rómulo no estaba feliz por lo ocurrido, sino que en su desesperación por haber matado a su hermano gemelo hasta pensó en quitarse la vida. Pronto comprendió que no había nada que pudiera hacer y sepultó a su hermano con todos los honores en la cima del monte Aventino.

Más tarde tomó posesión de su nueva ciudad. En honor a su hermano la llamó Roma. Según la tradición, Roma se fundó el día 11 antes de las calendas de mayo, lo que es equivalente al 21 de abril de 753 a. C.
Se dice que Rómulo reinó durante treinta y tres años.

Apenas fundada Roma entró en conflicto con sus vecinos. Según la leyenda, el primer conflicto fue por conseguir mujeres, a las que raptaron durante unos juegos a los que invitaron a todos los pueblos comarcanos. Vencieron a todos, menos a los sabinos, pues la lucha terminó en un tratado de paz conseguido por las mujeres, las que no querían perder ni a sus padres y hermanos ni a sus esposos. De este tratado surgiría la unión de los dos pueblos. Roma se expandió y prosperó tanto que a Rómulo le concedieron el título de Padre de la Patria. Cuando llegó su hora final, el dios Marte le pidió a Júpiter un lugar entre los dioses, y, como Rómulo había hecho construir bellos templos dedicados a Júpiter, éste accedió sin poner obstáculos. Cuenta la leyenda, que un día en que Rómulo estaba en el Monte Palatino, Marte descendió del cielo en su carro con alas y se lo llevó volando. Júpiter, en ese momento desencadenó una fuerte tormenta cuyos truenos y rayos hicieron temblar a los presentes. Rómulo, antes de partir, había ordenado que construyeran un templo en el monte Quirinal en su memoria; y cuando Rómulo ascendió a los cielos le dieron el nombre de dios Quirino. Rómulo logró así un lugar entre los dioses, pero extrañaba a su esposa Hersila y pidió para ella el don de la inmortalidad. Los dioses le concedieron su petición y Hersila se transformó en la diosa Hora. Otras variantes de la leyenda indican que Rómulo, luego de guerrear contra varios pueblos vecinos, desapareció en medio de una tempestad. No obstante, en el foro romano tenían localizado en la Antigüedad el lugar exacto donde Rómulo habría sido abatido por un rayo. Según dice Tito Livio, algunos pensaron que los senadores, únicos testigos de su “ascensión divina”, descontentos con el gobierno de Rómulo, lo habrían asesinado en verdad y ocultado su cadáver. Así subió al trono, luego de un periodo de un año, Numa Pompilio, hombre insigne que habitaba entre los sabinos.